El lenguaje nos hace
especiales y únicos, porque es una necesidad natural en el ser
humano, somos seres que necesitamos validación constante, para poder movernos
en el sistema social, todo el tiempo tenemos que sentir que somos importantes
para alguien, para una organización y es por eso que las personas suelen
juntarse en grupos de acuerdo a sus diferencias, gustos, preferencias ya que es
justo ahí donde se les recuerda que son realmente especiales y así lo proyectan
en su entorno. Sin embargo, En ocasiones hablamos y usamos palabras que
realmente no entendemos y sin intención muchas veces distorsionamos por
completo un mensaje o algo que queremos comunicar.
Hoy de nuevo nos enfrentamos a la implementación
de las normas de calidad, es por esto que cuando hablamos de una
auditoria de sistemas, la mayoría de personas siente temor ante un hecho tan
sencillo como lo es la evaluación sistemática, documentada, periódica y objetiva
que consiste simplemente en la visión general de la eficiencia, eficacia,
efectividad y fiabilidad del sistema de gestión.
Es objetiva porque debe de ser
realizada por profesionales que guarden una relación de estricta independencia con
el sistema a auditar, además tendrá que ser una revisión normalizada, dónde
las normas garanticen que las conclusiones alcanzadas en la auditoria,
responden a unos criterios mínimos comunes para todos los auditores.
Las auditorias analizan el funcionamiento del
sistema, sus puntos fuertes y débiles, se centran en buscar los aciertos y
fallos a lo largo del tiempo, no es una inspección. Los resultados de la
auditoría son debidos a un análisis minucioso, ordenado y planificado por parte
del auditor, que permiten un grado alto de fiabilidad, lo que la convierte en sistemática.
Y decimos que es periódica, porque los
sistemas de gestión son implantados en un determinado momento, para una
organización y unas necesidades empresariales. Los cambios en la organización,
los seres humanos, los procesos, entre otras y pueden generar que lo que
hoy es adecuado, deje de serlo.
“La excelencia moral es resultado del hábito. Nos volvemos justos
realizando actos de justicia; templados, realizando actos de templanza; valientes,
realizando actos de valentía”. (Aristóteles)
No hay comentarios:
Publicar un comentario